Los Conejos piden Silencio, las Ardillas Respeto
Encuentro de familias en la Dehesa de Valdelatas.
El pasado sábado 18 de mayo tuvo lugar, en la Dehesa de Valdelatas, un Encuentro de Familias para disfrutar, celebrar y reconectarnos con este paraje natural singular, cercano a Madrid. Pese a su gran riqueza, la Dehesa no está siendo suficientemente cuidada ni respetada. Aquí os contamos cómo surgió la idea de organizar una jornada.
Durante los últimos ocho meses, junto con mis alumnas del Curso Superior de Pedagogía Verde, prácticamente hemos vivido en Valdelatas. La dehesa nos ha ofrecido todo lo que necesitábamos para nuestro trabajo; la hemos visto cambiar, brillar y marchitarse, a lo largo del día, y con el transcurso de las estaciones. Gracias a esta inmersión hemos disfrutado de un excelente entorno y unas lecciones incomparables, pero también pudimos comprobar el estado de deterioro en que se encuentra. Vimos, por ejemplo, que las aguas del arroyo de la Almenara, un afluente del Manzanares que atraviesa el monte, están siendo peligrosamente contaminadas (¡al parecer desde hace casi treinta años!) por las instituciones cercanas (muchas de ellas educativas!!!!) que, sin ningún pudor, vierten constantemente a su torrente residuos tóxicos y orgánicos. Escuchamos día y noche el rumor de los motores de los automóviles rodeando un espacio natural que, desde hace tiempo, fue separado del Monte del Pardo, por la M40. Encontramos numerosas basuras, incluso vertederos ilegales con todo tipo de plásticos. Sentimos sobre nuestras cabezas el inquietante crujido de las torres de alta tensión, cuya contaminación electromagnética afecta, de manera nefasta, a plantas y animales, especialmente a las aves. También observamos el destrozo que producen algunos ciclistas con sus bicis todoterreno, al circular por todos los rincones, pues no existe un circuito señalizado y preparado. O el sonido de los estresantes disparos, procedentes de un campo de tiro cercano, los domingos por la mañana.
Sabemos que los beneficios de los espacios verdes para el Bienestar de las personas, dependen del estado de Salud y Vitalidad de los ecosistemas, de los seres vivos que los conforman y los habitan. Por eso, y porque entendemos que todos tienen derecho a una vida digna, decidimos actuar para conseguir que la Dehesa de Valdelatas reciba los cuidados y el cariño que necesita.
Empezamos por denunciar la situación al Ayuntamiento de Madrid, el cual, sorprendentemente, nos respondió que ninguno de estos problemas entraba dentro de sus competencias. También recurrimos a Ecologistas en Acción y nos pusimos en contacto con algunas entidades de educación ambiental. El proceso que hemos iniciado, sin duda será largo, pero nos ha permitido aprender muchas cosas sobre la sociedad en que vivimos: la normalización del uso de la Naturaleza como almacén y basurero; nuestra relación casi exclusivamente virtual (y, en buena medida falsa) con el medio ambiente; los tristes intereses cortoplacistas que, en demasiadas ocasiones, lideran la acción, frente a la apatía o la desinformación de la mayoría…
Una de las cosas que más nos sorprendió es que a pesar de los muchos atentados contra su salud e integridad, la Dehesa de Valdelatas continúa siendo un espacio mágico, sereno, lleno de vida. Hemos querido agradecerle todo lo que nos ha ofrecido, compartiendo su belleza con otras personas. Y puesto que trabajamos sobre las mejores formas de acercar la Naturaleza a la infancia, y a todas las etapas de la vida, pensamos que una actividad para familias sería lo ideal.
Con el apoyo de muchas amigas que nos animaron y difundieron el proyecto, conseguimos reunir en Valdelatas a un centenar de personas entre niños, niñas, jóvenes y adultos.
El evento comenzó a las 10:45 con la acogida de los participantes y un pequeño paseo por la Dehesa, hasta el lugar elegido, una gran planicie a la sombra de los pinos, rodeada de encinas, jaras, torviscos y retamas, donde puede escucharse el canto de los jilgueros, de los herrerillos y los carboneros.
Durante unas dos horas y media, las participantes pudimos disfrutar de las maravillosas propuestas que Jeanne, Lina, Ana, Angela, Goiatz, Lucía, Iraitz, Rosa, Isa y yo misma, habíamos preparado con cuidado.
En el Nido, reflexionamos sobre los diferentes tipos de refugios que los pájaros construyen para sus polluelos, hicimos uno a tamaño humano y acogimos y fuimos acogidas con cariño y respeto.
En el Circuito Sensorial, experimentamos distintas texturas, olores, y sonidos…Rompimos con las coordenadas espaciales a las que estamos habituadas y abrimos las puertas de la percepción a nuevas sensaciones y emociones, a recuerdos re-visitados, y a otros mundos posibles…
En el corazón del encuentro, un exquisito Espacio para el Juego Espontáneo apelaba a la expresividad, la atención concentrada, el placer de los sentidos y el fluir de las miradas; allí se trabajó el barro, se investigaron pesos, medidas y fluidos, y se crearon formas inauditas, además de puertos y canales.
El Yoga de las Tribus nos llevó de viaje a ciudades lejanas, nos convirtió en la Torre Eiffel, y sacó nuestros instintos animales para recuperar la conciencia de nuestros cuerpos, desarrollar nuestra creatividad y llenarnos de energía y de alegría compartida.
Para terminar, dedicamos un tiempo a reflexionar sobre los seres vivos que habitan Valdelatas. Los que se dejaron ver y los que permanecieron ocultos, pero no por ello estuvieron menos presentes. Compartimos nuestras sensaciones, emociones, intuiciones y conocimientos sobre ellos, e imaginamos lo que nos pedirían si pudieran hablar el lenguaje de los humanos. El conejo quiso un poco de silencio. Las hormigas que cuidemos su casa. El verderón, un espacio sin cables de alta tensión, y la lagartija nos aconsejó que salieramos más como ella, a tomar el sol. Los dibujamos y escribimos sus nombres sobre unos cartones que, convertidos en improvisadas pancartas, nos sirvieron para dar voz a unos seres que aunque parezcan pequeños, insignificantes, carentes de poder y de dinero, sin conocimientos ni diplomas…, aunque nos resulten absolutamente prescindibles, forman parte de la Red de la Vida y tienen, como nosotras, derecho a existir en las mejores condiciones. No solo porque contribuyen a nuestro bienestar sino porque poseen su propio valor, el Valor de Existir, de ser nuestros compañeros, en este Viaje que es la Vida.
Muchas gracias a todas por hacerlo posible.
Enhorabuena, Heike!
Una actividad estupenda para todos, grandes y chicos.
Una manera lúdica, y emocional de conectar con nuestro entorno, nuestra Madre Tierra y quererla más cada día.
Muchas gracias Myriam, si ha sido un día estupendo. La enhorabuena también a mis alumnas, unas excelentes profesionales que además se implicaron a fondo. Y a todas las que pudisteis acudir (y a las que estábais fuera). Un fuerte abrazo
Hola Heike,
Me ha gustado mucho tu post, te invito a que te unas a muestra pagina de facebook, Vecinosdeladehesadevaldelatas
Un saludo!
Luis d V