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La Sociedad Francesa de Pediatría reclama el derecho de los niños al juego y a una escuela cálida, libre de miedos

La vuelta a las aulas en plena desescalada y aún con el coronavirus pululando nos han dejado imágenes aterradoras: niños jugando solos en un cuadrado, maestras sin apenas contacto físico con sus alumnos, pupitres medio vacíos… Sobre este debate ya hemos escrito el pediatra José María Paricio y yo en este mismo blog. Podéis leer nuestro texto aquí.

La idea de una escuela fría, en la que el contacto afectuoso y el juego son peligrosos y prohibidos, parece inevitable, en aras de la salud pública y siguiendo las indicaciones de epidemiólogos. Esta vuelta a las aulas ignora los derechos y necesidades de niños, niñas y profesionales comprometidos con la infancia. Volver así al colegio, como decíamos en el texto antes mencionado, se parece mucho a un maltrato y negligencia para con la infancia.

Aunque parece que este retorno frío a las escuelas es la única opción posible y sensata, la Sociedad Francesa de Pediatría ha publicado un documento en el que busca tranquilizar a padres y madres, recuerda que el coronavirus no afecta gravemente a la mayoría de los niños, subraya que el papel de la infancia en la transmisión del virus es de mucho menor peso que el papel de los adultos y recuerda que los niños tienen derecho a jugar y necesitan contactos afectuosos y de calidad con adultos y niños. Además, critica que una escuela fría como la que han mostrado algunas imágenes hace que el trabajo de maestras, maestros y profesionales de la infancia pierda sentido y compromiso. Podéis leer algunos extractos literales de este documento, cuyo original, en francés, se encuentra aquí.

“La perspectiva de la vuelta a la colectividad de niños y adolescentes marca una nueva etapa en esta pandemia que ha revolucionado nuestras vidas. Esto suscita muchas preguntas e inquietudes muy comprensibles. La Sociedad Francesa de Pediatría desea ante todo tranquilizar a los padres. En efecto, los conocimientos acumulados en estos dos meses confirman que la infección por COVID-19 es una enfermedad benigna en la casi totalidad de los  niños. Las formas graves son muy raras, menos frecuentes que en el caso de gripe o de bronquiolitis. También se han descrito casos de complicaciones  inflamatorias tardías (síndrome de Kawasaki) en regiones en las que el virus ha circulado, pero afectan a un número limitado de niños.

Hoy día se dispone de argumentos en diferentes países que sugieren que los niños tampoco son “peligrosos” para los adultos. Los adultos están más a menudo en el origen de la transmisión del virus al  niño que a la inversa. Los adultos deben pues seguir protegiendo a los niños de una posible infección al mismo tiempo que aseguran una relación de calidad entre adultos y niños , y también entre niños. Los niños necesitan interacciones sociales para desarrollarse. Hay pues muchos más beneficios que riesgos en retomar la vida colectiva. En este espíritu el conjunto de los especialistas en la infancia en Francia y en muchos otros países se han pronunciado unánimemente a favor de una vuelta a la escuela, incluso para los niños y adolescentes con enfermedades crónicas. Para los más vulnerables,  será necesario tomar algunas medidas de precaución.

La vuelta a la vida colectiva debe organizarse poniendo por delante gestos que impidan los contagios y medidas de prevención. El aprendizaje de esos gestos será muy útil también para prevenir la transmisión de futuros virus invernales como los de la gripe, de la bronquiolitis o de la gastroenteritis. Estas medidas barrera consisten para los niños esencialmente en el lavado de manos con agua y jabón. Llevar mascarilla en las guarderías, la escuela infantil  y primaria no es ni necesario, ni deseable  ni razonable. Las medidas de distanciamiento excesivas (como la supresión de los espacios de juegos, el prohibir a los niños jugar entre ellos o la imposibilidad de consolar a un niño)  son inútiles e incluso perjudiciales. En  la práctica serán inaplicables y pueden provocar una gran ansiedad particularmente nefasta para el desarrollo de los niños: niños y niñas deben poder seguir  jugando entre ellos sin que eso provoque tensiones. Medidas excesivas podrían hacer del mismo modo que los profesionales de las escuelas perdieran el sentido y el compromiso de su profesión.  Vamos a aprender juntos cómo adaptar lo mejor posible las medidas, conservando nuestra sensatez. 


 Y para acabar, hacemos un llamamiento a los padres para que vigilen el seguimiento habitual de sus hijos. No puede ser q la pandemia de COVID-19 traiga consigo un recrudecimiento de la meningitis, del sarampión o de la varicela  por un retraso en la vacunación.  Durante este periodo , las vacunas que se hayan pasado deben ponerse lo antes posible para proteger a los niños y adolescentes de microbios que sabemos que son extremadamente peligrosos.

Juntos debemos cuidar a nuestros niños y niñas respetando sus necesidades.  Es esencial continuar con el seguimiento médico de prevención indispensable para su buena salud y permitirles volver a la colectividad. El reto es aprender a vivir juntos sin miedo excesivo del otro, abrirse al mundo a través del juego y los aprendizajes y al contacto con otros niños y adultos profesionales afectuosos”. 

A raíz de nuestro artículo en El País, un grupo de familias y profesionales de la educación han promovido una recogida de firmas para pedir que todos los niños, niñas y adolescentes tengan garantizada la vuelta al colegio en septiembre y que esta vuelta esté centrada en sus necesidades y derechos. Podéis firmar aquí.

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2 Comments

  1. Vuestro artículo esta basado en ciencia “infusa”. Se basa casi más en un deseo que en la realidad. No es cierto que los niños no contagien ni que no desarrollen síntomas graves cuando lo hacen. Algunos no solo desarrollan síntomas graves sino que mueren. Sí, estadísticamente son un grano de arena en comparación con los adultos pero díselo tú a los 8 niños que han fallecido en Madrid y a sus familias. Lo cierto es que no se sabe suficiente sobre este virus y hay que actuar desde el principio de precaución. A todos nos encantaría tener un colegio normal, con niños jugando y abrazándose, sin mascarillas, sin pantallas….pero eso sería jugar con sus vidas, con las de sus profesores y con la de todas sus familias. La presión para la vuelta al cole del gobierno francés obedece a meros motivos políticos y se han utilizado las “hipótesis” no probadas de un único estudio que decía que los niños de 0 a 9 años transmitían menos el virus para hacerlo. Lo cierto es que una semana más tarde ya han tenido que cerrar 70 colegios por brotes y los que habrá en los que no se ha detectado por falta de test. Los niños no son ratas de laboratorio para vuestros experimentos de salud ni vuestros experimentos sociales.

    1. Estimada Rocío, tanto Jose María Paricio, pediatra y doctor en epidemiología, como yo misma, somos dos profesionales serios, a los que avala una larga lista de publicaciones, cargos de responsabilidad etc y que además nunca nos hemos vendido a nadie, cosa que no pueden decir muchos profesionales en este país. La ciencia infusa la tienen las personas que solo se fían de sus creencias, que responden sobre todo a la necesidad de tener certezas y sentirse protegidos por una autoridad. Como decía Einstein, es más difícil romper una creencia que un dividir un átomo. Por lo que se refiere a los datos franceses, las 70 escuelas que se cerraron sobre un total de 45000, lo hicieron de manera preventiva. El niño que dió positivo al test no se contagió en el colegio sino en su familia o en la calle. En fin que junto a las creencias un poco de lectura y de rigor nunca viene mal para combatir a la ciencia infusa, magia, superstición y todo lo que procede del MIEDO.

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